La muerte, la otra cara de la vida

muerteDesgraciadamente para el cine español hace pocos días falleció Alfredo Landa. Imprescindible actor del escenario patrio, no sólo era un excelente comediante sino también una persona cercana, cálida y entrañable. A sus 80 años se ha apagado su luz. Y nos quedarán sus películas, las entrevistas que hicieron en televisión y en la radio y el recuerdo para unas cuatro generaciones. Su muerte me ha recordado lo frágiles que somos. La muerte siempre nos acompaña. Es como la vida misma que respira con cada inspiración, que rezuma por los poros de nuestra piel cada nuevo amanecer, la vida que, con suerte, compartimos con otros que nos quieren, nos apoyan, nos animan y nos acompañan en este viaje tan especial.

Somos frágiles, digo, por dos factores básicamente (esto es sólo mi personal teoría): Por la inconsciencia de la vida que vivimos a cada instante y por lo vulnerables que somos ante la muerte (debido a la enfermedad, los accidentes, etc). Vivimos, sí. ¿Pero sabemos que vivimos?, ¿qué tipo de vida vivimos?, ¿la que nos gusta o la impuesta?, ¿que calidad tiene nuestra vida?, ¿con qué tipo de personas convivimos?, ¿personas de mal corazón, personas generosas, gente negativa o gente positiva? Todas estas preguntas, que parecen sencillas de plantear, son complicadas de responder para muchas personas. Pero hay algo que considero que puede dar la clave a muchas de estas cuestiones. La perspectiva de la muerte. Algo tan real, tangible y cotidiano como la propia vida. Ser conscientes de la propia muerte, de que nos quedan determinadas respiraciones contadas, de la caducidad de nuestro periodo en la Tierra, de la impermanencia de todo y de todos es un termómetro certero que ayuda a tomar perspectiva.

Si ponemos, como media, una vida de 80 años y descontamos los que ya tenemos, es una buena fórmula para, no sólo darnos cuenta de que sabemos restar, sino para tomar conciencia, al menos, aproximada del tiempo que nos queda. En teoría. La muerte puede venir antes o después, pero esto es sólo un ejemplo. ¿Qué haremos en los años que nos quedan por vivir?, ¿lucharemos por cumplir nuestros sueños o nos quedaremos anclados en la vida que otros quieren que vivamos?, ¿trataremos a las personas con respeto y amabilidad o seremos «cardos borriqueros» (cuidado con el nitrato de potasio) para quienes se acerquen a nosotros? Creo que puede ser un buen ejercicio reflexionar sobre estas preguntas de las cuales surgen otras tantas.

Mi lema es: Sólo tienes una oportunidad para vivir la vida que quieres. Una vida. Ticket de «Ida». Aprovecha todas las oportunidades que se crucen por tu camino, por tu vida, porque puede que al morirte, en ese último hálito de vida, te des cuenta de que no has vivido. O lo que es peor, que al envejecer, inexorablemente, te des cuenta de todo lo que has dejado atrás por vivir por no ser auténtico contigo mismo.

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2 respuestas a La muerte, la otra cara de la vida

  1. Sara dijo:

    ¿Tenemos o nos tienen que cambiar el chip sobre el estar y luego partir?.Creo que esta relacionado con las religiones, ahora con mi edad y mi situación los ves de forma real y el poema de «Ítaca» hace que su lectura me centre en lo mismo que dicen en tu articulo.Gracias por poder leer en tu blog.

  2. Casandra dijo:

    http://huespedes.cica.es/aliens/gittcus/kavafis
    Tras releer la Odisea y el poema de Kavafis, parece que el horizonte se despeja: lo importante es nuestro viaje exclusivo, único. El destino es común: la muerte. Alguien dijo: «vive cada día como si fuera el último de tu existencia». La indicación parece una perogrullada, pero pocos la seguimos.

    Sin embargo, lo importante es el «aquí y el ahora». El resto no existe, solo son recuerdos-obsesiones o expectativas que posiblemente no se cumplan (la mayoría de las veces por escaso empeño y falta de confianza en uno mismo). No hay que ocuparse por el mañana sino por el HOY.

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